lunes, 30 de mayo de 2016

Postcrossing, mi nuevo hobby

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Hoy me apetece hablaros, tal y como indica el título de la entrada, de mi nuevo y más reciente hobby: el Postcrossing. Si sabéis algo de inglés por deducción descubriréis lo que es, pero si los idiomas no son vuestro fuerte ahora mismo os explico de qué se trata. Lo descubrí hará más o menos un mes, puede que menos, gracias a este vídeo de Kowai Nana, y la idea me pareció tan sumamente genial que al día siguiente ya me puse a ello como una loca. El Postcrossing trata, básicamente, de enviar y recibir postales reales a todo y de todo el mundo. Me explico:

Desde la página oficial, que es esta, lo que tenéis que hacer es registraros (es totalmente gratis) y haceros un perfil en el que explicáis de dónde sois, cuáles son vuestros hobbies y, por ejemplo, qué tipos de postales os gustaría recibir. Una vez hayáis hecho esto, tenéis que dirigiros a la columna azul que os aparecerá a la izquierda de la página y debéis clicar en Send a Postcard. Automáticamente la página os dará la dirección de alguien, de cualquier persona del mundo, y tendréis que comprarle una postal y enviársela. Aparte de eso, hay algo MUY importante que no debéis ignorar: además de daros la dirección de la persona, la página os dará también una especie de código ID que tendréis que escribir sin falta en la postal. Esto es necesario porque cuando vuestra postal llegue a su destino, la persona que la reciba tiene que registrarla con ese código ID y, de esa forma, vuestra dirección le será dada a otra persona aleatoria de otra parte del mundo que os enviará una postal a vosotros. Genial, ¿verdad? 

De la misma forma que vosotros tenéis que escribir un ID, la persona que os envía la postal a vosotros también tiene que escribir el suyo, así que una vez que recibáis su postal debéis registrarla en la página para que vuestro emisor sepa que ha llegado. Es como el pez que se muerde la cola; cada vez que se registra un ID se van entregando diferentes direcciones para que todos los que forman parte del Postcrossing puedan enviar y recibir postales.

Por supuesto, si solicitáis una dirección tenéis que enviar la postal obligatoriamente, no podéis no hacerlo, así que si os da pereza u os aburre esto de escribir a mano es mejor que no pidáis ninguna dirección. Y si no sabéis qué poner en la postal yo siempe recurro a explicar qué aparece en ella, algo de historia del lugar del que procede, si cuando les estoy escribiendo hace frío o calor (parece una tontería pero muchas personas quieren saberlo), algunos de mis hobbies... Siempre hay algo que contar, y en una postal el espacio es bastante reducido, así que no os preocupéis. Al principio el máximo de postales que podéis enviar a la vez es 5, pero a medida que vayáis enviando y recibiendo ese máximo irá aumentando. Por el momento yo he enviado cinco postales (me tocó enviar tres a Rusia, una a Alemania y otra a Texas) y he recibido tres: una que me llegó hará una semana de Nueva Orleans, una del norte de Francia y una del sur de Alemania que me hicieron muchísima ilusión. Así que todavía me falta recibir dos postales. 

He de confesar que lo que más miedo me daba de esto del Postcrossing era el precio de enviar postales internacionales, pero lo cierto es que es bastante barato: a Europa cuesta 1,15 € por cada una y fuera de Europa 1,30 €, así que no es para nada caro. Lo mejor de todo es que tenéis la opción de enviar postales a diferentes lugares del mundo o, si lo preferís, al mismo sitio siempre (por eso a mí al principio me tocó enviar las tres postales a Rusia, porque lo tenía seleccionado en la página y no me había dado cuenta), además que podéis seleccionar la opción de que podáis enviar y recibir postales de vuestro mismo país. Aparte de eso la página es muy completa, ofrece mapas para que veáis de dónde os llegan las postales y a dónde las enviáis concretamente, lleva un seguimiento muy eficiente de los días que tardan en llegar, os dice la distancia en kilómetros que recorren... A mí me encanta. 

Una de las ventajas que tiene el Postcrossing es que te ayuda a practicar idiomas, sobre todo el inglés. En vuestro perfil podéis especificar qué idiomas entendéis y escribís (yo, por ejemplo, tengo puesto el castellano, el catalán y el inglés) así que todas las postales que he enviado las he escrito en inglés, y de verdad que es una gran forma de habituarse a escribirlo (y lo mismo pasa al recibir las postales; la mayoría de las que recibiréis estarán escritas en inglés). Lo que menos me gusta de todo esto es tener que esperar para recibirlas pero porque soy muy impaciente, así que eso también tenéis que tenerlo en cuenta. Yo llevo más o menos un mes en la página y aunque todas las postales que he enviado ya han sido entregadas, a mí me han llegado tres, por lo que debéis tener paciencia si decidís embarcaros en esta aventura. 

Creo que no me dejo nada importante para explicar sobre el Postcrossing, así que si os interesa ya sabéis, solo tenéis que entrar en la página, registraros y poneros a comprar, escribir y enviar postales. A mí me parece una manera genial de contactar con gente de otros países, de recibir correspondencia de miles de sitios distintos y ¿quién sabe? Tal vez de hacer amigos por correspondencia, que aunque parezca que no está de moda es una costumbre que no se debe perder. Espero que os animéis y que si es así me lo digáis. ¡Hasta la semana que viene!  

lunes, 23 de mayo de 2016

20th Century Boy - Needles in the Camel's Eye

Como hace tiempo que no os hablo de ninguna canción en el blog hoy voy a hacerlo, y para compensar en vez de hablaros de una os hablaré de dos. Como de alguna manera están relacionadas, qué mejor que hacer un batiburrillo y hablaros de ambas a la vez. Porque sí, son mis canciones del mes desde que vi Velvet Goldmine (película de la que os hablé en esta entrada) y últimamente no me las puedo quitar de la cabeza. 

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La primera es 20th Century Boy de T. Rex, una canción del año 1973 que fue publicada como single pero que no se incluyó en ningún álbum hasta 1994, cuando se volvió a lanzar el álbum Tanx y se incluyó en él. T. Rex fue un grupo de Glam Rock (uno de los pioneros) que se formó en Londres en 1967 por el vocalista y guitarrista Marc Bolan, quien fue de los primeros en salir al escenario con purpurina en los ojos y lentejuelas en su ropa. Bolan falleció en 1977 a causa de un accidente de coche y el grupo se disolvió un año más tarde dejando tras de sí una larga ristra de éxitos como Jeepster, Hot Love, Children of the Revolution (mi favorita) o Get it on. A lo largo de los años 20th Century Boy se ha utilizado en un montón de anuncios, como por ejemplo en el del whisky Jameson, los videojuegos Rock Band 3 o Guitar Hero y ha salido en diversas películas como Los amos de Dogtown o la mencionada Velvet Goldmine. Es una canción muy guitarrera y muy potente, y como la mayoría de canciones del Glam Rock la letra es bastante simple y sencilla, sin florituras, pero aun así me encanta. Tiene un no sé qué que qué se yo que me llena de buen rollo y me dan ganas de bailar. 

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La segunda canción de la que os quiero hablar es Needles in the Camel's Eye de Brian Eno. También del año 1973, se incluyó en Here Comes the Warm Jets, el primer álbum en solitario del compositor de música electrónica y experimental británico Brian Eno. Comenzó su carrera musical tocando con el grupo Roxy Music (quien también se unió al carro del Glam aprovechando el tirón) pero finalmente lo abandonó para centrarse en su carrera en solitario. En el mundo de la música Eno está considerado un visionario, sobre todo respecto a la música electrónica, y colaboró en diversas ocasiones con David Bowie mientras producía canciones para U2 o Coldplay entre muchos otros. Needles in the Camel's Eye aparece justo al principio de la película Velvet Goldmine y es de esas que se te meten en la cabeza con escucharlas solo una vez, y eso fue lo que me pasó a mí. Es una canción un tanto desordenada, ruidosa y sin un ritmo constante, al contrario, no sabes por dónde te va a salir. No es una canción convencional y por eso me encanta, además de que, al igual que 20th Century Boy me llena de ganas de bailar y de pegar saltos como una loca.

Si os apetece escucharlas o si ya las conocéis me lo podéis decir y así intercambiamos opiniones o quizá bailemos juntos, quién sabe. ¡Hasta la semana que viene!

martes, 17 de mayo de 2016

Sobre el maltrato animal

Fuente: de mi propia cosecha

Siempre he tenido animales en casa. Desde que tengo uso de razón he estado rodeada de mascotas. A lo largo de mi vida tenido gatos, un perro, pájaros, peces, un hámster e incluso dos pollitos (también durante unas cuantas horas fui la orgullosa dueña de un erizo al que entregamos a un refugio). Supongo que es por ese motivo por el que no entiendo cómo hay gente en el mundo que es capaz de hacerle daño a los animales. Comprendo que haya personas a las que no les gusten porque son alérgicos, porque no les apetece cargar con la responsabilidad de cuidar a otro ser vivo o porque, simplemente, no van con ellos. Eso soy capaz de entenderlo. 

Lo que no me entra en la cabeza y jamás lo hará es cómo hay gente en este mundo capaz de propinar palizas brutales a animales, de abandonarlos a su suerte y de, incluso, llegar a matarlos. Esos individuos (porque para mí no son personas) capaces de provocar dolor a los animales por diversión, por el simple placer que les causa el verles sufrir o por ganar unos míseros euros. Dentro de esto incluyo y condeno también la tauromaquia, la matanza de delfines en China y todo este negocio sucio que corre por ahí sobre matar tiburones y ballenas por dinero. 

Cualquier acto de violencia contra un animal debería ser delito y, además, bajo pena de cárcel. No me sirve que les pongan multas a esas bestias que les hacen daño; yo en el peor de los casos les haría pasar por lo mismo a ellos: los abandonaría en una carretera o, si me apuráis, los apalizaría de la misma forma que lo hacen ellos con los animales. Os recuerdo que soy pacifista y que cualquier acto de violencia me asquea, pero una persona que daña a los animales, las criaturas más vulnerables del planeta, no merece ni respirar. 

He decidido escribir esta entrada porque se acerca el verano, y eso significa que muchos de los cachorros que fueron un gran regalo de Papá Noel o de Reyes ahora resultará una carga para la familia. Por desgracia, muchas de ellas no sabrán qué hacer con el perro y lo primero que se les ocurrirá será abandonarlo en una carretera, en un bosque o, ¿por qué no?, lanzarlo desde el otro lado de la puerta de un refugio porque por lo menos no lo habrá dejado en la calle y su asquerosa conciencia estará "limpia", al menos para esa persona. Y cuando empiecen a salir estas noticias de perritos abandonados con esa cara de tristeza que ponen porque no entienden qué sucede ni dónde está su familia, me enfadaré, y mucho. Eso por no hablar de que las protectoras están a tope y actualmente muchas de ellas están sobrepasadas por la mala conciencia de un puñado de inconscientes.

Una mascota NO es un juguete. Es un ser vivo que piensa, que siente y que , sufre, y sufre mucho cuando no está con su familia y cuando comprende que ha sido abandonado. Los perros y los gatos, por muy ariscos o huraños que sean, quieren con locura a sus dueños y por lo menos todas las mascotas que yo he tenido me lo han demostrado de una forma u otra. Cuando vuelves a casa después de un día duro y salen a recibirte, cuando duermen contigo porque se sienten seguros a tu lado, cuando te regalan un beso o una caricia espontánea o cuando te persiguen por toda la casa para que juegues con ellos. Tú lo eres todo para tu mascota; sin ti no tiene nada más, y por eso si la tratas bien y le das el cariño que merece, a cambio recibirás el amor más puro y sincero del mundo. Porque a los animales les da igual si eres rico o pobre, guapo o feo, gordo o flaco... Son las criaturas menos superficiales del mundo y te querrán como un loco simplemente porque les has dado cariño.

Sin embargo, al menos en mi opinión, cuando más se disfruta de la compañía de un animal es cuando este deja de ser solo una mascota y pasa a ser un gran amigo y un miembro más de la familia. Mixu, por ejemplo, mi gato (el de la foto), no es mi mascota: es uno de mis mejores amigos. Incluso me da la sensación de que ha dejado de pertenecerme y de que ahora soy yo quien le pertenece a él. Es así de simple, porque una de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida fue encontrarlo aquella tarde de hace 11 años en una cajita de cartón.

Desde aquí me gustaría pediros que jamás dañéis a un animal y si veis que alguien lo está haciendo o lo va a hacer, detenedle o llamad a la policía. No permitáis que el sufrimiento animal siga aumentando; tenemos que conseguir que disminuya. Porque, ¿qué clase de criaturas son las que presencian el sufrimiento ajeno y no lo detienen? Así que por favor, tratad bien a los animales, no los molestéis y dejadles vivir en paz; son las criaturas más vulnerables del planeta. 

Solo quería hacer una pequeña reflexión sobre el tema porque es de esos que realmente me llegan al corazón y el sufrimiento animal me parece de las peores cosas que tiene este mundo, así que espero haberos hecho pensar un poco y reflexionar sobre la importancia de la vida de los animales. 

¡Hasta la semana que viene!   

lunes, 9 de mayo de 2016

Velvet Goldmine

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Hoy me apetece hablaros de una película de la cual no iba a hacer reseña en el blog, no porque no me hubiera gustado, simplemente porque tengo otras entradas en mente. Sin embargo, he decidido hablaros de ella porque me parece que es de esas películas poco conocidas que mucha gente debe conocer. Se trata de Velvet Goldmine (1998), una película dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Jonathan Rhys-Meyers, Ewan McGregor y Christian Bale. El film está ambientado entre los años 70 y 80 del siglo pasado y trata, básicamente, sobre los esplendorosos y efímeros años del Glam Rock. Para quien no lo sepa, el Glam Rock es un género musical que surgió en Londres a principios de los 70 de la mano de cantantes como David Bowie o Marc Bolan (entre muchísimos otros) y que duró desde 1970 a 1976 aproximadamente. Se trata de un estilo musical muy visual en el que los cantantes y grupos de música se maquillaban, vestían ropa llena de lentejuelas y purpurina y llevaban botas de plataforma. 

Dicho esto, la película enmarca precisamente esta época pero centrándose en concreto en los cantantes ficticios Brian Slade (Rhys-Meyers) y Curt Wild (McGregor), influidos física y psicológicamente por David Bowie e Iggy Pop respectivamente. Brian Slade, en el film, es uno de los cantantes más importantes de Glam Rock y tuvo una historia bastante tortuosa con Curt Wild en los años setenta. A causa de un espectáculo fallido que le costó la carrera musical a Slade, diez años más tarde se le encarga a Arthur Stuart (Bale), quien es periodista, que indague sobre su paradero actual y que escriba un artículo sobre su época más célebre. Lo más interesante de todo es que Arthur era en los años setenta un adolescente medio enamorado de Slade y Wild que tuvo la suerte de poder asistir a muchos de sus conciertos, en especial el último de Slade en el que terminó destrozando su carrera. 

Realmente no es una película para todo el mundo; a quien no le interese la historia musical o el Glam Rock pues probablemente no le gustará demasiado, además que es un film bastante... peculiar y complejo. Es de esas películas extrañas que o bien te encantan o bien odias, y a mí me gustó bastante, todo hay que decirlo. La tenía pendiente desde hacía muchísimo tiempo y al final me decidí a verla, y lo cierto es que la disfruté mucho. También es verdad que yo he crecido con el Glam Rock y que es una etapa musical que me atrae, así que era bastante probable que me terminara gustando, pero ya os digo que Velvet Goldmine no es una película típica. 

Las actuaciones son admirables, destacan por su brillantez y porque los tres actores principales son unos actorazos, también. Aparte de eso, la banda sonora es espectacular, con artistas de la talla de David Bowie, Slade, T. Rex, Roxy Music, Lou Reed... Además en la película aparece el grupo inglés Placebo interpretando una maravillosa versión de la canción 20th Century Boy de T. Rex la mar de disfrutable. Sobra decir que yo me lo pasé genial con la música porque conocía la mayoría de las canciones (excepto las que se compusieron expresamente para el film, claro) y las disfruté como la que más.

Así que si os apetece ver una película diferente, atípica y muy peculiar tal vez deberíais darle una oportunidad; quizá descubráis una joyita de las buenas. Como siempre os dejo el trailer por aquí abajo, y si os decidís a verla espero que me lo contéis. 


¡Hasta la semana que viene!