lunes, 22 de febrero de 2016

Grease Live!

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Como no podía ser de otra forma, no iba a quedarme sin ver esta versión de la película siendo como soy una fan acérrima del Grease original, y como tengo varias cosas que decir de ella, he pensado en comentarla por aquí. 

Grease Live!, dirigida por Thomas Kail, tal y como dice el título, es una nueva versión de la película Grease de 1978 y una adaptación del musical de 1971, pero en directo. La emitieron en FOX el 31 de enero de este mismo año como si fuera una especie de obra de teatro televisada, y aunque me habría gustado verla el mismo día que se estrenó, tuve que esperar y al final me decidí a verla hace cuatro días. 

Un día después de su estreno leí en las redes soiales que era genial, maravillosa y que podía compararse incluso con la original, y a pesar de que yo no la había visto todavía me cerré en banda y proclamé en Twitter (aquí os dejo mi tweet por si no me creéis) que eso no podía ser posible porque simplemente ninguna versión de Grease será jamás mejor que la original. Ahora que la he visto y puedo hablar con propiedad os diré que por supuesto no es mejor que la original, pero no está mal. Sí que hubo unas cuantas escenas que me parecieron un tanto tontas e innecesarias, pero hubo otras que me hicieron reír y recordar por qué Grease es mi musical y película preferida.

Voy a empezar explicando las cosas que no me gustaron para así terminar esta entrada con un buen sabor de boca y para no parecer una hater total, porque a pesar de que hubo momentos en los que pensaba: ¿Qué hago viendo esto?, también hubo escenas que me gustaron. Al principio choca un poco el formato en el que está grabada y se hace muy raro (en serio, muy raro) ver a otros actores interpretando personajes tan conocidos como Danny y Sandy, o al menos se me hizo extraño a mí, tan acostumbrada como estoy a los actores originales. Además, el film original es de 1978, es una película muy sencilla y con ese toque antiguo que juega también con el hecho de estar ambientada en los años 50. Grease Live!, sin embargo, no tiene esa baza, se nota mucho que es una película actual a pesar de que hay una escena que es en blanco y negro; punto para ellos. Lo que tampoco me gustó es que hay muchas escenas cambiadas o inventadas con añadidos que, supuestamente, le aportan coherencia a la historia, pero que al menos a mí me parecieron innecesarios. A ver, es verdad que la película de 1978 no es muy coherente, hay escenas y diálogos que en realidad no tienen mucho sentido, pero a la gente que está acostumbrada a ella no nos molesta, al contrario, nos encanta. Porque esas imperfecciones y esa "dejadez" la hace tan especial. Me ha dado la sensación de que han querido mejorar la versión actual explicando cosas que en la original no se explican, y en mi humilde opinión solo la han empeorado porque no hacía falta explicarlas

Otra cosa que no me hizo gracia fue que hay escenas que se las ventilaron muy deprisa, sin darles ninguna importancia cuando sí la tienen en realidad. Comprendo que era una versión en directo, pero no creo que fuera necesario ir tan deprisa, y quizá si se hubieran ceñido a la original y no se hubieran inventado escenas innecesarias, habría podido caber todo. Ahora, lo que sí no les pienso perdonar es que cambiaran algunas de las coreografías más míticas de la película. Vamos a ver, ¿quién no ha bailado alguna vez en su vida el Grease Lightnin' imitando a John Travolta? Yo lo sé: los actores de esta película. ¿De verdad era necesario cambiar el baile? NO, no lo era. Ya sé que no aporta nada a la historia, pero en serio, las coreografías son una parte muy importante de Grease y en esta versión me las han mancillado. Eso por no hablar del You're the one that I want, que también es diferente pero porque la película está grabada en un estudio, no en una feria como la original, así que eso puedo pasarlo. Otra cosa es que, a pesar de que los actores bailan bien, no lo hacen tan bien como los de la película original, que parece que les salía solo. En Grease Live! algunos pasos se veían muy forzados, demasiado coreografiados, y a mí no me han terminado de gustar. Por último destacar una tontería que también me ha dolido: que en ningún momento de la película ningún actor sacara un peine y se peinara. En la original cada dos por tres vemos a alguno de los chicos sacando un peine del bolsillo y peinándose el tupé; otra escena icónica de Grease, pero en este caso parece que han decidido pasarse los iconos por el forrete.

Vamos con las cosas buenas, que aunque no lo parezca, las tiene. Las actuaciones de los personajes están bastante bien; me pareció que Aaron Tveit (Danny) y Julianne Hough (Sandy) tenían química juntos y además cantan de maravilla (los secundarios también, sobre todo la actriz que interpreta a Marty). Ahora, me siento en la obligación de destacar la actuación de Vanessa Hudgens (que interpreta a Rizzo), porque a pesar de que el mismo día del estreno de la película falleció su padre, hizo una representación espectacular de su personaje. Me emocioné con las canciones, que gracias al cielo son las mismas aunque que hay un par añadidas que están genial, pero lo mejor de todo para mí fue ver a dos de los actores de la película original, que no os diré quiénes son por si os apetece verla y así no chafaros la sorpresa. 

En general la película es pasable, está bien, aunque yo con verla una vez tuve más que suficiente; al contrario que la original, que la vería una y otra y otra vez sin cansarme. Lo que no entiendo es a qué vino hacer esta versión así de sopetón. Pero si como yo sois fans acérrimos del Grease de toda la vida y queréis ver esta película, tened en cuenta lo que os he dicho arriba y no os mosqueéis demasiado, aunque quizá os termina encantando, quién sabe. Abajo os dejo una especie de trailer para que sepáis más o menos a qué ateneros si os decidís a verla. 

Antes de terminar la entrada hay algo que me gustaría comentar, algo con lo que no estoy de acuerdo sobre el mensaje que se supone que transmite Grease. Mucha gente dice que esta película viene a decir que si una mujer no cambia por un hombre, este hombre no le hará ni caso. A mí no me da esa sensación, todo lo contrario. Es Danny quien decide hacer atletismo para demostrarle a Sandy que es capaz de hacer algo con su vida, y al final sí que es ella quien cambia su estilismo para sorprenderle, pero porque ella quiere. Nadie le pone una pistola en la sien para que lo haga, ¿no? No sé, quizá estoy equivocada y ya sé que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero quería dar mi opinión al respecto. Y lo dicho, si veis la nueva versión espero que me lo comentéis y así intercambiamos opiniones. 

¡Hasta la semana que viene! 

lunes, 15 de febrero de 2016

Me he vuelto perezosa

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Sí. De nada sirve desmentirlo. Me he vuelto perezosa cuando antes no lo era. Y no me refiero a "perezosa" en el sentido estricto de la palabra, sino más bien a que como no tengo nada que hacer, pues no me apetece hacer nada. Antes, cuando todavía iba a clase, me moría por tener tiempo libre porque siempre tenía mil y una cosas para hacer, e incluso las hacía sin tener tiempo, buscando huecos y minutos libres donde no los había. Deseaba no tener trabajos, no tener exámenes para poder leer, para dedicar horas a ver películas o simplemente para salir a pasear con tranquilidad. Ahora que sí tengo tiempo para hacer todo eso, no me apetece.

Ahora, sin embargo, después de terminar la carrera, tampoco tengo trabajo. Busco pero no encuentro. Y como no tengo trabajo, no tengo nada que hacer. Hay millones de cosas para hacer, diréis: cursos, prácticas... El que se aburre es porque quiere. Vale. Tampoco tengo dinero. Las cosas no van bien. Es un bucle asqueroso del que no parece que vaya a salir nunca. Sé de otras personas que están como yo, y por desgracia hoy en día hay millones de jóvenes en la misma situación. Pero volviendo al tema, me he vuelto perezosa. Me paso el día en casa, veo series, a veces leo y a veces veo películas, pero me siento mal. Me siento mal porque podría estar haciendo cosas y no las hago, me da rabia no encontrar trabajo para poder salir del paso y no pasarme el día en casa sin hacer nada y sintiéndome mal porque no hago nada. 

Vete del país, será que no hay jóvenes que no lo han hecho. , y los admiro mucho, pero vuelvo a lo mismo: no tengo ni un puñetero duro. No puedo irme porque no tengo con qué hacerlo, no puedo irme a otra ciudad más grande por el mismo motivo. Y no tengo dinero porque no tengo trabajo. ¿Qué hago? Pues quedarme en casa sin hacer nada. No suelo ser tan pesimista, pero desde hace meses no dejo de verlo todo negro. El horizonte se presenta oscuro. Me digo que no piense eso, que de todo se sale. Sí, seguro que la persona que lo dijo le tocó la lotería. Hoy en día hay muchas posibilidades para los jóvenes, sí, no lo niego, pero todos los cursos/prácticas/posgrados/másters/derivados que me interesan o bien están en otras ciudades o bien son tan caros que me dan ganas de llorar cada vez que veo los precios.

Me he vuelto perezosa, y me da miedo no salir de ahí. Me da miedo no tener ganas de hacer nada, de sentirme mal cuando hago cosas. No quiero ser perezosa, nunca me ha gustado, pero ni mi cuerpo ni mi mente responden. Me gusta hacer cosas, estar ocupada, pero el hecho de tener tanto tiempo libre me está agobiando. 

Ya sé que estoy siendo derrotista, pero lo tenía dentro y tenía que sacarlo antes de que terminara enquistándose (más). Es difícil ver posibilidades cuando no ves más que oscuridad. Es difícil ser positivo cuando no encuentras una forma de avanzar. En algún lugar leí una frase que me gustó mucho y que encaja muy bien con lo que estoy pidiendo: si quieres ayudar a un pobre, no le des dinero, dale trabajo. Yo no estoy pidiendo más. 

lunes, 8 de febrero de 2016

Vida y muerte

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Pues sí, esta semana voy a volver a hablaros de libros, para variar. En concreto, os voy a comentar mi lectura de Vida y muerte, la edición especial del décimo aniversario de la publicación de Crepúsculo de Stephenie Meyer

Antes de explicaros de qué va la novela y mis impresiones sobre ella, he de deciros que yo viví a fondo mi época crepuscular. Sí, fui una fan medio loca de la saga, disfruté muchísimo leyendo los libros, me emocioné un montón con las películas y fue en parte gracias a esta saga que volví a enamorarme de los libros, así que por mucho que ahora me avergüence de algunas cosas, he pasado muchos buenos momentos y he conocido a personas geniales gracias a ella, por lo que no es algo de lo que me arrepienta particularmente. Y si sirve de algo, he de decir en mi defensa que nunca me sentí atraída hacia la pareja principal, pero esa es otra historia.  

El caso es que allá por el 2012 empecé a hacerme a la idea de que la época de Crepúsculo había terminado porque ya se habían publicado todos los libros y estrenado todas las películas, así que decidí guardar el recuerdo y a otra cosa mariposa. Ahora bien, ¿cuál fue mi reacción cuando leí en octubre de 2015 que Stephenie Meyer iba a publicar otro libro sobre Crepúsculo, y encima con el género de los personajes cambiado? Que era una broma. No me lo creí. ¿Por qué iba a hacerlo? Al principio sopesé la opción de que se tratara de Sol de Medianoche, la novela sobre el punto de vista de Edward que nunca se publicó porque se filtró a medias en internet, pero cuando leí la sinopsis me quedó claro que no lo era. Y sí, me mosqueé un poco porque pensé que no tenía sentido remover de nuevo el universo de Crepúsculo si no era para traer algo nuevo, y me cerré en banda respecto a su lectura. Pero con el tiempo pensé que quizá sería divertido hacerlo, volver de alguna manera al pasado para adentrarme otra vez en ese mundo. Y, qué queréis que os diga, no me arrepiento de haberlo hecho. 

Sí, Vida y muerte cuenta la misma historia que Crepúsculo pero con el género de los personajes cambiado: es decir, todos los que en Crepúsculo son hombres en Vida y muerte son mujeres y viceversa. Y sí, cambian muchas escenas, más de las que me esperaba a pesar de que se mantienen muchas expresiones y diálogos muy conocidos del libro. Al inicio de la novela hay una especie de carta de Stephenie Meyer para el lector explicando el motivo de la publicación de Vida y muerte, los motivos por los que quiso cambiar los géneros, y no es nada más y nada menos que un experimento. A lo largo de los años, muchos detractores de la saga se quejaron diciendo que Bella era una damisela en apuros y una "vergüenza" para el género femenino, y lo único que Meyer ha querido demostrar con esta novela es que eso no es cierto. Beau, la versión masculina de Bella, tiene que ser salvado muchas veces por Edythe, la versión femenina de Edward, por lo que no es cuestión de género, sino del destino y de la mala suerte que tengamos cada uno, por decirlo de alguna forma. 

Cuando empecé a leer Vida y muerte se me hacía algo complicado entender que, a pesar de que los personajes eran básicamente los mismos, en el fondo no lo eran, y por más que me esforcé se me hacía muy difícil evitar buscar su complementario en Crepúsculo. Por ejemplo, cada vez que leía "Archie" mi cabeza automáticamente decía "Alice", pero al final cuando llevas un tiempo leyendo te terminas acostumbrando y creando los nuevos personajes en tu mente. Como ya he dicho, la historia es la misma, pero añadiendo los cambios necesarios para que concuerde con el cambio de género de los personajes. Por eso he de decir que me ha gustado mucho más leer a Beau que a Bella. No sé si ha sido así porque es un chico y a mí Bella jamás me cayó bien (por varios motivos que ahora no vienen al caso), o porque él es diferente: su humor es más divertido, su torpeza más enternecedora y su carácter algo más comprensible que el de Bella; eso sí, su obsesión por Edythe no disminuye ni un grado. En cambio, a Edythe llegué a aborrecerla, y vuelvo a lo mismo: no sé si porque es una chica o porque me pareció, simplemente, estúpida. En muchos momentos me dio la sensación de que se reía de Beau, pero no en plan de enamorada que se ríe de manera cariñosa, sino en plan de reírse de él de verdad. Que seguro que no es así, pero a mí me dio esa sensación y a veces pensaba: "Pero tía, ¿de qué vas?". 

Pero bueno, aparte de eso los personajes secundarios son geniales también (paréntesis para comentar lo adorablemente adorables que son Jessamine y Archie (Jasper y Alice) en esta versión de la historia también), y el final es... muy especial. Porque sí, el final ES DIFERENTE al de Crepúsculo y eso me sorprendió muchísimo porque no me lo esperaba en absoluto. A continuación voy a dejar un link que os dirigirá a otra página en la que podréis leer mi opinión sobre el final porque no me puedo quedar sin comentarlo, pero claro, por deferencia a la gente que quiera leer el libro no me parece adecuado explicar el final aquí y spoileárselo a esas personas. Por eso, si queréis saber qué sucede al fnal y lo que opino yo de él, clicad aquí

Después de todo esto, ¿recomiendo yo el libro? A ver, como digo no supone nada nuevo en el universo de la saga, pero a mí me hizo pasar un rato entretenido volviendo a mis 15 años y me reí mucho con las tonterías de Beau; por eso creo que la gente que difrutó en su momento con Crepúsculo disfrutaría también de Vida y muerte. Así que, si como yo vivisteis a fondo la saga, tal vez deberíais darle una oportunidad a esta nueva novela. Si la leéis u os apetece hacerlo, me encantaría saberlo. 

¡Hasta pronto!

lunes, 1 de febrero de 2016

El jardín olvidado

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He de deciros que estoy muy contenta con mis últimas lecturas, pues he tenido la suerte de poder disfrutar de historias magníficas que me han hecho recordar por qué amo tanto la literatura y todo lo que tenga que ver con ella. Por eso vengo hoy a hablaros del último libro que he leído: El jardín olvidado (2009) de la autora australiana Kate Morton

Lo malo del argumento de este libro es que no se puede contar demasiado sin revelar algo importante de él, pero voy a intentar resumir lo esencial que debéis saber a la hora de sentaros a leerlo sin haceros ningún spoiler. La novela no tiene solo una protagonista, sino varias, tres para ser exactas; cuenta la historia de tres mujeres a lo largo de casi cien años. Nell, una de ellas, descubrió en la víspera de su veintiún cumpleaños que era adoptada, y a raíz de esa noticia se percató de que, en realidad, no sabía quién era; no recordaba apenas nada de su niñez, de sus verdaderos padres, de sus verdaderos orígenes. A partir de aquí empezará a buscar respuestas, y es a través de ellas que se va hilvanando toda la novela. 

No quiero contar nada más porque de verdad me arriesgo a escribir algo que no debo, pero este libro ha sido para mí toda una revelación. Tal como me pasó con El cuento número trece, del que también escribí reseña, la novela de Kate Morton ha conseguido llegar a la piel y dejarme... tocada. Admito que al principio me costó leerla (he tardado 20 días en terminarla), pero no porque no me estuviera gustando, simplemente porque no tenía ganas de coger ningún libro y ponerme a leer. Pero les he cogido miedo a los parones lectores y no quería volver a pasarme cinco meses sin leer nada, por lo que me esforcé y volví a pillarle el ritmo, hasta que llegó a un punto en el que me enganchó por completo y ya no me soltó hasta el final. Sí que quizá hay escenas muy largas, estiradas hasta más no poder, pero al final te das cuenta de que todo lo que la autora escribe es necesario; tiene que estar en el libro. Todo tiene un por qué, todo está trenzado con hilos invisibles que poco a poco se van estrechando hasta que te das cuenta del verdadero misterio, hasta que descubres la verdad y terminas con la boca abierta y con el corazón un poquito roto, como me pasó a mí. 

Los personajes son una maravilla (hay unos cuantos a los que te apetece estrangular, eso sí); son tan reales, tan... palpables que realmente te los crees, y yo llegué a empatizar tanto, TANTO, con uno de ellos que incluso llegué a sentirlo como si fuera un amigo mío. Ahora pensaréis que estoy medio loca, pero sí, así es. Incluso le cogí tanto cariño que, un par de horas después de terminar de leer el libro, mientras meditaba el final, me puse a llorar como una descosida. Soy muy llorona, os lo he dicho mil veces, muy pava para estas cosas, e historias como las que se cuentan en El jardín olvidado me llegan muy adentro y consiguen ponerme los pelos de punta y ponerme triste. Como siempre os digo y os repito, adoro las historias que me hacen pensar y meditar, las que tienen un trasfondo importante, que no son planas y vacías. Por mi apasionada descripción habréis notado que este libro de vacío no tiene nada, así que a medida que lo iba leyendo y conociendo a los personajes me iba dando cuenta de lo lejos que puede llegar el egoísmo de una persona y de lo que a veces somos capaces de hacer por alguien a quien queremos. Es impresionante. 

Realmente es un libro como pocos he leído, porque (ya sé que no debe ser así) yo los suelo juzgar según me sienta al terminar de leerlo. Por ejemplo, hubo uno que me costó de leer, pero el final me emocionó como pocos y terminé dándole 5 estrellas de 5 en Goodreads. Con este me ha terminado pasando lo mismo: al principio me costó arrancar, pero la forma de narrar de Kate, la manera de conectar todos los detalles y dejar la historia cerrada, así como ese final tan impresionante no hicieron más que conquistarme. Por eso espero que le déis una oportunidad como terminé haciendo yo y que os animéis a leerlo. Por lo pronto tengo pensado leer todos los libros que ha publicado esta mujer a ver si continúa enamorándome como lo ha hecho con El jardín olvidado

Si lo habéis leído o si mi reseña os ha animado a hacerlo ya me lo contaréis e intercambiamos opiniones. ¡Hasta pronto!