La chica danesa

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El miércoles pasado fui al cine con muchas ganas porque por fin iba a ver La chica danesa (2016), película a la que le tenía muchísimas ganas y muchísimas esperanzas. Dirigida por Tom Hopper y protagonizada por Eddie Redmayne y Alicia Vikander, la película explica la historia del pintor danés Einar Wegener (Redmayne), quien terminó convirtiéndose en Lili Elber, la primera mujer transexual en someterse a varias operaciones de cambio de sexo. La esposa de Einar, Gerda Wegener (Vikander) también es artista, y sustituye a la mujer que le hace de modelo por su marido, hecho que le da fuerzas a Einar para afrontar y dejar salir a su verdadero yo (Lili) en una época en la que ser transexual, bisexual, gay o lesbiana se consideraba una enfermedad. Está basada en la novela homónima de David Ebershoff publicada en 2001, y la propia Lili Elbe escribió su autobiografía en 1933 en el libro Man into Woman.

He de confesar que, a pesar de que le tenía muchísimas ganas a La chica danesa, fui con algo de miedo al cine porque había leído críticas bastante negativas sobre ella, y aunque creo que la mejor manera de averiguar si te gusta o no una película es simplemente verla, esas críticas me condicionaron un poco. Pero nada que ver mi opinión con la de las críticas que leí. Una de ellas decía que la película carecía de emoción, y lo primero que yo dije al salir del cine fue: Qué emotiva. Para mí, este film es emotivo, tierno y muy delicado. La fotografía es preciosa, la banda sonora muy acertada y la actuación de los protagonistas sublime. Conocía a Eddie Redmayne y su manera de actuar de La teoría del todo, película con la que se ganó todos mis respetos como actor y, al menos a mí, no me ha decepcionado su actuación en La chica danesa, al contrario, ha terminado por conquistarme. Sus gestos, su manera de moverse y su sonrisa triste consiguieron encogerme el corazón en más de una ocasión, y la fuerza de Alicia Vikander me pareció brutal. Además, juntos en pantalla me parecieron perfectos. Hubo una escena al final de la película en la que, con solo mirarse, sin decirse nada, expresaban tanto que lo único que yo pude hacer fue aguantarme las ganas de llorar.  

Eso sí, es una película pausada; no por eso aburrida. Es tranquila, las escenas no son trepidantes ni aceleradas, pero a mí me pareció que era como debía ser. Si una película de acción, por ejemplo, es pausada, pues sí que puede considerarse aburrida pero La chica danesa tiene que ser así. Busca emocionar, que el espectador empatice con la inseguridad inicial de Einar y con la fuerza final de Lili, y conmigo lo consiguió. Me metí tanto en la película que sin darme cuenta había pasado una hora y cuarenta minutos, y hubo un momento destacable al final, cuando aparecieron los créditos y encendieron las luces de la sala, cuando mi hermana y yo nos miramos y descubrimos que estábamos las dos llorando como magdalenas.  

A mi entender es una película muy recomendable para aquellos a los que les gusten los biopics, el drama y las buenas películas, porque La chica danesa es de esas que te hacen pensar, meditar la importancia de la vida humana y de ser lo que realmente queremos ser, y como queramos serlo. Lo que a mí me gusta, vaya. Si la habéis visto ya me contaréis que os pareció, y si os he animado a verla también, claro. 

¡Hasta la próxima!