lunes, 20 de junio de 2016

Una niña llamada Rose

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Hace meses que no hago una reseña propiamente dicha de un libro individual, así que como he pillado una buena racha lectora (más o menos, no me quiero confiar), hoy os voy a hablar de un libro la mar de tierno. Se trata de Una niña llamada Rose de la autora norteamericana Ann. M. Martin publicado por la editorial B de Blok este mismo año. 

El argumento trata sobre Rose Howard, una niña de casi doce años obsesionada con los homónimos y con los números primos que vive con su padre y con su perra Rain. Tal y como ella misma dice, su diagnóstico es autismo altamente funcional, lo que se puede traducir en Asperger. Por ese motivo la mayoría de los niños de su clase no la termina de entender, ni a ella ni a sus obsesiones con los homónimos. Tampoco la entienden sus maestros ni su padre; solamente lo hace su tío Weldon, quien es una gran compañía para ella. Un día, a causa de un huracán que azota su pueblo, Rain se pierde y Rose se da cuenta de lo mucho que la necesita y de que deberá apañárselas sola para encontrarla aunque eso suponga dejar a un lado su rutina.

Una niña llamada Rose no es un libro destinado a adultos, es más un middle grade (para adolescentes jovencitos, se podría decir) pero yo lo he disfrutado mucho y seguro que otras muchas personas que ya no están en la adolescencia lo han hecho también. He de admitir que lo cogí en la sección infantil de la biblioteca pero había leído tantas buenas opiniones y reseñas de él que me entró la curiosidad y la verdad es que no me arrepiento de haberlo leído, al contrario. Es muy corto (solo tiene 220 páginas), muy sencillo y muy fácil de leer, sin ninguna complicación, pero a la vez consigue introducirte en la vida de Rose y Rain y, de alguna manera, entender sus puntos de vista. Tiene detalles muy parecidos a La lección de August (Wonder) de R. J. Palacio, que también me encantó; ese toque ingenuo y conmovedor de las personas que están dejando de ser niños pero que tampoco son adultas

Rose es muy especial, con sus constumbres, sus queridos homónimos y su rutina diaria. Le da al libro una dulzura impresionante y te hace reír en más de una ocasión con sus pensamientos y ocurrencias. Rain es una perra adorable que quiere con locura a Rose (y viceversa) y que le hace muchísima compañía mientras su padre (un personaje que no ha podido darme más coraje) se pasa las tardes en el bar. Wesley Howard, el padre de Rose, no me ha gustado nada. Pero nada, nada. Su actitud con su hija deja mucho que desear, la trata de una forma horrenda que me ha dado muchísima rabia y me ha hecho agradecer muchas veces que la pobre niña cuente con la ayuda de su tío Weldon, que es un encanto de hombre. 

Ahora bien, a pesar de que el libro me ha gustado mucho y lo he disfrutado, no me ha dejado del todo satisfecha en el sentido que ha habido varios detalles que, personalmente, no me han gustado o no me han parecido del todo cerrados. Pero esa es una opinión personal, claro. Tampoco os puedo contar qué detalles son esos porque no os quiero destripar el libro en el caso de que queráis leerlo, así que lo único que voy a deciros es que, si decidís darle una oportunidad, estoy segura de que lo vais a disfrutar mucho. Además, ahora con el calorcito y esta pereza que trae consigo siempre el verano apetece una lectura ligera, y esta lo es. 

Espero de verdad que os animéis a leerlo y que me contéis qué os ha parecido. ¡Nos leemos la semana que viene!

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