miércoles, 28 de diciembre de 2016

Adiosito 2016

Parece increíble que ya estemos en diciembre de 2016 cuando hace apenas nada (doce meses... y parece poco) empezábamos este año. Pero el tiempo pasa por más que no nos demos cuenta y cuando menos nos lo esperamos estamos empezando un nuevo año. 2016 ha terminado mucho mejor de lo que empezó. Los primeros seis meses de este año fueron... horrendos, al menos para mí. Y cuando pensaba que ya todo el año iba a ser un completo desastre llegó el verano, uno de los mejores y más bonitos que he vivido en mis 24 años de vida. 

Ha sido un año de pensar mucho, de tomar decisiones, de estresarse, de sentirse inútil y de sentirse la dueña del mundo; de despedidas, de reencuentros (de muchos y casi todos inesperados), de viajes y de nuevos descubrimientos. A principios de año hice un curso online sobre The Beatles (realmente no tenía nada mejor que hacer) y me ayudó mucho a no volverme completamente loca. Este año también he visto una de las mejores series de las que he disfrutado en la vida, que no es otra que Sons of Anarchy. Ya os conté lo mucho que me hizo sufrir y lo mucho que me enganchó; me mantuvo pegada a la pantalla del ordenador todas las tardes durante dos meses y no me arrepiento lo más mínimo. Algo así me pasó con Stranger Things aunque con menos intensidad (simplemente porque Sons of Anarchy es muy, muy distinta y está a otro nivel muy difícil de superar, al menos en mi opinión). De igual manera considero que Stranger Things es un seriazo como pocos y merece el boom que ha tenido e incluso más. 

En estas últimas semanas me decidí a ver Yuri!!! on Ice, un anime sobre patinaje artístico sobre hielo que se estrenó el octubre pasado y que mucha gente recomendaba. Pues bien, agradezco a toda esa gente el haberme dado el empujón para decidirme a verlo porque buff, es maravilloso. La animación japonesa me encanta y, a pesar de que no he visto muchos animes a lo largo de mi vida, los que he visto me han gustado muchísimo. De Yuri!!! on ice destaco, aparte de la animación, su banda sonora porque es de lo mejorcito que he escuchado últimamente. 

A lo largo del 2016 he visto muchas películas, muchas me han encantado pero ninguna de ellas se ha metido en mi ranking de favoritas, o al menos yo no recuerdo haber sentido ningún flechazo especial con ninguna de ellas. Para mi sorpresa, una de las que más me gustó fue El olivo, una producción española (de las que a mí no suelen gustarme mucho, la verdad) que me hizo llorar un mar de lágrimas enorme de lo tierna y sencilla que es. Zootrópolis también me encantó, me reí muchísimo con ella y me lo pasé estupendamente viéndola y, por supuesto, no podía faltar Animales fantásticos y dónde encontrarlos con la que volvimos a entrar en el mundo de la magia después de tantos años.

Respecto a los libros, este año puedo calificarlo como fracaso en el sentido de que no he leído ni una cuarta parte de lo que solía leer yo antes (solo he leído seis en todo el puñetero año), pero estoy contenta porque uno de esos seis libros me llegó al corazón y me enamoró por completo, yéndose de cabeza a mi lista de favoritos. No es otro que El jardín olvidado de Kate Morton, que me estrujó el corazón de tal manera que llegó un punto en el que soñaba con él. Un libro recomendadísimo si os gustan los misterios y las historias familiares (muy) difíciles y enrevesadas.

Como ya todos sabéis, porque os he hablado de ellos en varias ocasiones, este año descubrí y conocí a The Flaming Shakers/Los Átomos, un grupo de música genial al que admiro un montón y que voy a ver siempre que puedo. No os voy a decir nada que no haya dicho antes porque me repito más que el ajo con ellos, pero sin duda han sido mi descubrimiento del año y espero poder seguir disfrutando de su música en el 2017 tanto como lo he hecho en el 2016 (y si puedo hacerlo un poquito más, mejor que mejor). 

Por allá por abril descubrí el Postcrossing y se convirtió en uno de mis hobbies en el mismo instante en el que supe de qué se trataba. Me pareció una idea estupenda y desde entonces llevo mandadas unas catorce postales y he recibido quince, creo (lo que menos me gusta de todo esto es tener que estar esperando para recibirlas, pero cuando al final llegan... la felicidad es inmensa). Mi intención es continuar enviando y recibiendo postales de todo el mundo y conociendo a gente tan dispar como interesante. 

Aparte de todo lo demás, este año ha tenido sus altibajos, sus momentos buenos, sus momentos malos, de comienzos, de finales; como todos, pero desde luego ha sido un año que no me importaría repetir. Por eso, si 2017 resulta ser, aunque sea, la mitad de maravilloso que este, me daré por satisfecha. Espero que vuestra salida del 2016 y vuestra entrada al 2017 sea genial y que el próximo año nos traiga a todos lo que sea que nos haga felices, da igual lo que resulte ser.  

¡Nos leemos el año que viene! 🥂

miércoles, 21 de diciembre de 2016

The Fall (con algún spoiler)

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Hace unas semnas terminé de ver la tercera (y creo que última) temporada de The Fall y os vengo a contar un poco de qué va la cosa. The fall (2013-2016) es una serie norirlandesa de género policíaco protagonizada por Gillian Anderson y Jamie Dornan. Explica la historia de cómo la agente Stella Gibson (Anderson) debe encontrar a Paul Spector (Dornan), el Estrangulador de Belfast, tal como explica su nombre, un estrangulador que se dedica a atacar a las mujeres y a estrangularlas para satisfacer su fetiche sexual. Las dos primeras temporadas se basaban en encontrar al asesino (aunque el espectador sabía desde el minuto cero quién era) mientras que en la tercera Spector ya ha sido detenido y se encuentra a la espera de ser juzgado.

Admito que me gustaron más las dos primeras temporadas, pues el hecho de que el espectador supiera más que la propia agente de policía era muy interesante; y cuánto más se acercaba Stella a atrapar a Spector más aumentaba la tensión y los nervios. No obstante, el conjunto de la serie me pareció muy trabajado y estudiado. The fall no es una serie "tradicional", es más pequeña en el sentido de que no es tan comercial como, por ejemplo, Juego de Tronos (por decir alguna), pero eso no le resta encanto. A mí me pareció muy interesante por lo cuidada que es, por lo detallada y lo pausada; todo pasa cuando debe pasar y en el momento que debe pasar. Sin embargo, ese "letargo" se les fue de las manos en la tercera temporada, pues se extendió unos 8 episodios y no pasó nada relevante hasta los dos últimos. Pero vamos por partes.

En la primera temporada se nos presentan a los personajes y vemos la lucha sin descanso de Stella por encontrar a Spector. La segunda continúa por esa línea pero añadiendo personajes que le dan forma a la historia, que cubren huecos que quedaron de la primera temporada y se añaden tramas que enriquecen la principal. La tercera, en cambio, se basa totalmente en el destino de Spector, en lo que ocurrirá con él cuando sea juzgado, si es que llega a serlo, y en descubrir si su supuesta amnesia, fruto de un disparo al final de la segunda temporada, es real o fingida.

A partir de aquí hablaré con detalle de lo que sucedió al final de la última temporada, por lo que si no quieres saber lo que ocurrió y comerte el SPOILER te aconsejo que dejes de leer. A mí el final de la serie no me dejó satisfecha, eso es cierto. Como he dicho antes, los ocho primeros episodios de la última temporada se basaron en la recuperación de Spector en el hospital tras el disparo y en intentar adivinar si su pérdida de memoria era real o no. Lo único que yo quería era que Spector pagara por sus crímenes y, de alguna manera, no fue así. A mi parecer debería haberse podrido en la cárcel el resto de su vida, pero su suicidio en el último momento me pareció la vía fácil (tal y como dice la propia Stella en algún episodio). Lo que sí tengo que admirar es la evolución de Spector a lo largo de las tres temporadas que dura la serie. Durante la dos primeras es, aparte del Estrangulador de Belfast, un padre y marido ejemplar que cuida de su familia y que se preocupa por ella, mientras que en la última se desentiende totalmente de su esposa y sus hijos sin importarle lo más mínimo el haberlos destruído por completo (su mujer y su hija terminan traumatizadas y su hijo menor en coma).

Sin embargo, el mejor personaje de la serie es Stella. Es una mujer fuerte, independiente, elegante, que nunca pierde la compostura y que nunca muestra sus sentimientos, ni para bien ni para mal. Es fría, distante y calculadora, pero muy eficiente y eficaz en su trabajo. Y desde luego la única que podría haber cazado a Spector sin caer en sus redes.   

En resumen, es una serie que recomiendo si os gustan las tramas policíacas, con algo de suspense y bastante pausadas, porque si empezáis a verla esperando una serie de trepidante acción ya os digo ahora que os vais a llevar un chasco (aunque admito que hay escenas que quizá duran solo un minuto pero que concentran en ese minuto toda su tensión). Además, como ya he dicho es una serie pequeña en comparación a otras más mediáticas y con mucho más éxito, pero por descontado The Fall a mí me pareció una muy buena opción. Si os decidís a verla, o si ya la habéis visto, espero que me lo contéis y me digáis qué os parece. 

¡Nos leemos pronto (muy, muy pronto)! 🎬

lunes, 28 de noviembre de 2016

Animales fantásticos y dónde encontrarlos (con algún spoiler)


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Confieso que, a pesar de ser potterhead, no estaba muy puesta en el estreno de la nueva película basada en el universo creado por J. K Rowling hasta hace relativamente pocos meses. Sin embargo, cuando me enteré de su existencia, y más después de haber visto los trailers y los avances de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, volví a tener ocho años y a sentirme igual que cada vez que se estrenaba una nueva película de Harry Potter. Por ese motivo el miércoles pasado fui al cine emocionadísima y llena de ilusión porque algo me decía que tanto el director David Yates (quien dirigió las últimas cuatro películas del joven mago) como los guionistas (la mayoría los mismos que escribieron los guiones de Harry Potter) y J. K Rowling habían hecho algo fantástico y con muchos guiños que los fans de Potter apreciaríamos un montón.

Y no me equivoqué porque ellos tampoco lo hicieron. Pero vamos por el principio. Animales fantásticos y dónde encontrarlos nos sitúa en Nueva York a principios del siglo XX de la mano de Newt Scamander (interpretado por el siempre maravilloso Eddie Redmayne), un joven mago inglés muy interesado en el cuidado y la protección de los animales mágicos. Scamander viaja a Nueva York con un propósito en concreto, pero una vez allí, y por varios motivos que no voy a desvelar para no explicaros toda la película, su maleta se abre dejando escapar a varias de las criaturas que lleva dentro (entre ellas este escarbato precioso y travieso que me robó el corazón). La premisa principal de la película es encontrar a los animales perdidos pero a la vez la trama se entremezcla con la búsqueda por parte del Ministerio (aquí llamado MACUSA) de Gellert Grindewaldy con la caza de brujas que los Salemitas están llevando a cabo (relacionada con las brujas de Salem). Es una historia muy, muy completa y a la vez compleja porque mezcla elementos que los fans de Harry Potter ya conocemos con elementos nuevos que a veces son algo liosos, al menos al principio.

Scamander cuenta con la ayuda del afable y bonachón Jacob Kowalski, un no-maj (la versión norteamericana de los famosos muggles) que por error se mete de lleno en la búsqueda de las criaturas de Newt y que es divertido hasta decir basta. También le ayudan Tina, una ex auror que intenta hacer su trabajo para recuperar su puesto en el Ministerio y Queenie, su hermana, una mujer encantadora y adorable que se llevará muy, muy bien con Jacob. Todos los personajes de la película están perfectamente dibujados y lo mejor de todo es que no son planos, al contrario; todos despiertan el interés del espectador, incluso los malvados (que los hay, obviamente).

Ya os digo que a mí me encantó, salí del cine más emocionada de lo que entré porque, lo mejor de todo, es que van a haber cuatro películas más de esta saga, por lo que los años venideros van a volver a tener ese regusto mágico que tenían los años en los que se estrenaba Harry Potter. A partir de aquí voy a hablar de algunos temas que se consideran SPOILERS así que si no habéis visto la película, y queréis mantener la sorpresa hasta el final, dejad de leer a la de ya.

Uno de los personajes que más curiosidad me despertó fue Creedence (Ezra Miller), uno de los hijos adoptivos de la líder de los Segundos Selemitas, quien tiene la "obligación" (impuesta por su madre adoptiva) de luchar a favor de la caza de brujas y magos. El problema es que él mismo es un mago y por culpa de los castigos de su madre tiene que reprimir sus poderes, lo que lo convierte en un Obscurial. No me gustó el final del chico, me do mucha lástima su muerte porque creo que merecía una oportunidad de desarrollar su magia y de convertirse en un buen mago, pero tengo la sensación de que en las siguientes películas lo compensarán de alguna manera pues se ha confirmado la vuelta de Ezra Miller como Creedence.

Por desgracia, unos días antes de que se estrenara la película me comí el gran spoiler, por decirlo de alguna manera, de que el señor Percival Graves (aka mi querido Colin Farrell) era en realidad el malvado Grindewald (Johnny Depp) oculto tras una poción multijugos así que no me sorprendí como me habría gustado, pero sí puedo decir que no me convence Johnny Depp para el papel... No lo veo como mago malvado, no sé por qué, pero a mi parecer hay otros actores que habrían quedado mejor. Pero bueno, será cuestión de ir viéndolo en las demás películas y de seguir opinando.

Esto es todo por ahora, lo único que os voy a decir es que si crecisteis y disfrutasteis con las películas de Harry Potter no os podéis perder Animales fantásticos y dónde encontrarlos porque os volveréis a sumergir en ese mundo lleno de magia y misterio que tanto nos gusta. Y si la habéis visto compartid conmigo vuestras opiniones, a ver si son las mismas o no. 


¡Nos leemos pronto! ⚡️

viernes, 4 de noviembre de 2016

Stranger Things (Sin Spoilers)

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Pues sí, ha terminado pasando. Tarde, pero ha pasado: al final me he decidido a ver Stranger Things. Y tengo que deciros, compañeros, que me ha conquistado como a la gran mayoría de espectadores que disfrutaron de esta serie a lo largo del pasado verano. Sinceramente, no sé por qué he tardado tanto en verla; supongo que quería que el boom que hubo con ella cuando se estrenó disminuyera un poco y lo cierto es que ahora me arrepiento.

Dirigida por los hermanos Duffer, Stranger things se estrenó en Netflix el verano pasado y es todo un homenaje a muchísimos clásicos del cine de ciencia ficción y fantástico de los años 80. Se puede decir que es una mezcla entre E.T el extraterrestre, Los Goonies y todas las películas de ese tipo que se os ocurran. Es un paraíso lleno de referencias frikis por doquier (entre Dragones y Mazmorras, El Señor de los Anillos y muchas más alusiones que yo, por mi parte, desconozco, lo siento) que harán las delicias de todo aquel que fue adolescente en esa época y de los que, de algún modo u otro, crecimos viendo esas películas y jugando a juegos de ese tipo.

La historia comienza con la desaparición de Will Byers, uno de los niños que forma parte del cuarteto protagonista, a manos de una terrorífica criatura. Tanto su madre (interpretada por Winona Ryder) como sus amigos Mike, Lucas y Dustin no cesarán en su empeño por encontrarlo, hallando por el camino a una extraña niña llamada Eleven que conseguirá inroducirlos en un mundo oscuro lleno de secretos que jamás hubieran podido imaginar. La trama es sencilla pero esconde muchos misterios que, primero, os dejarán con la boca abierta y, segundo, os mantendrán pegados al sofá prácticamente hasta el final. Si la veis como lo hice yo, sin apenas saber a qué os enfrentabais, habrá tantas cosas y detalles que os descolocarán que llegará un momento en el que os estará a punto de explotar la cabeza. 

Los personajes me han gustado muchísimo, sobre todo Mike (quien me robó el corazón desde el primer episodio sin que pudiera evitarlo) y, por supuesto, Eleven, esa niña tan especial que casi sin abrir la boca se lleva todo el protagonismo de la serie. Los secundarios están perfectamente justificados, cada uno tiene su papel y su cometido y lo trabaja de manera perfecta. Aparte de las referencias frikis y de esa atmósfera fantástica que rodea Stranger Things, lo que también me gustó mucho de la serie fue el trato hacia los niños protagonistas. Sus opiniones son siempre tomadas en cuenta, en ningún momento se les infantiliza, al contrario, son tratados de la misma forma que a los adultos, sin ningún tipo de condescendencia. Porque son ellos quienes llevan la serie, quienes lo empiezan y lo terminan todo; sobre ellos recae el peso de la trama. Y me parece perfecto. 

Además, a lo largo de los ocho episodios que componen la primera temporada se ve una clara e importante evolución de todos (o casi todos) los personajes. Ninguno de ellos es plano, todos tienen un trasfondo muy interesante que se ve alterado por los hechos que transcurren a lo largo de la serie. Ese factor me pareció de lo más cautivador al final: ver lo diferentes que eran algunos personajes en el último episodio en comparación a como eran en el primero. Otra de las cosas que me gustaron, si no la que más, fue la ambientación. Está cuidada al detalle para que el espectador vuelva sin remedio a los ochenta: la ropa, los peinados, las gafas e incluso la moda de ir en bicicleta a todas partes. Me pareció simplemente maravilloso y, aunque yo no viví esa época porque aún no había nacido, a medida que iba viendo la serie me iba entrando morriña y a la vez me fui dando cuenta de lo mucho que ha cambiado la sociedad en treinta años, de lo que hemos ganado pero también de lo que hemos perdido.  

Por último, me gustaría destacar la maravillosa banda sonora que adereza la gran mayoría de las escenas de esta serie. Peter Gabriel, The Clash o Foreigner son solo algunos ejemplos de los grandes artistas que suenan en Stranger Things. Solo os diré que a mí ya me ganaron en el primer episodio con White Rabbit de Jefferson Airplane. Soy una nostálgica, ¿qué queréis que os diga?

Lo único que no me gustó de Stranger Things fue lo corta que se me hizo (porque la devoré en tres días contados sin poder evitarlo). Digamos que con esta serie me pasó lo mismo que con Sons of Anarchy a principios de año: no pude parar hasta que la terminé. La parte buena es que ha sido renovada para una segunda temporada pero que, por lo que he leído, no veremos hasta julio del año que viene... Así que a esperar se ha dicho, qué remedio. Por mi parte os la recomiendo muchísimo a todos, a los que os guste la ciencia ficción, a los que os sintáis friketes, a los que fuisteis jóvenes en los ochenta... y a los que no también, ¿por qué no

¡Nos leemos pronto! 🍭           

lunes, 24 de octubre de 2016

Zootropolis

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Como imagino que todos los que leéis con frecuencia mi blog sabéis, soy la tonta de las películas de animación, y aunque últimamente he visto pocas que me hayan llamado la atención, Zootropolis ha sido la excepción. 

Estrenada este mismo año y dirigida por Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush, esta película de Disney explica la historia de Judy Hopps, una conejita que se va a vivir a la gran ciudad de Zootropolis (mola más su nombre en inglés, seamos sinceros: Zootopia) porque quiere convertirse en policía y así dejarle claro a su familia que el hecho de ser pequeña no tiene por qué ser ningún impedimento para conseguir sus sueños. Aunque al principio su puesto en el cuerpo de policía no termina de entusiasmarle, pronto conoce a Nick Wilde, un zorro un tanto tramposo pero muy astuto que se convertirá en indispensable cuando Judy tenga que resolver un extraño caso que está descolocando a toda la ciudad. 

Reconozco que apenas sabía de la existencia de esta película hasta hace poco y, si os digo la verdad, no sé por qué decidí verla. Bueno, sí, leí muy buenas críticas sobre ella y dije pues vamos allá, como suelo hacer siempre. Y no me arrepiento, al contrario, me supuso una revelación porque me encantó de principio a fin. Me pareció una idea bastante original e innovadora y, desde luego, me gustó mucho que Judy fuera tan guerrera y tan badass. Me encanta eso de que Disney esté introduciendo personajes femeninos luchadores que no necesiten siempre e incansablemente una figura masculina con objetivo romántico al lado para conseguir lo que se propongan. Bravo, Disney, sigue así. 

Como toda (o casi toda) película de animación tiene su moraleja y en este caso es que todos podemos ser lo que queramos ser mientras lo intentemos sin descanso... aunque aceptando nuestras limitaciones. Y pues sí, claro que sí, ¿por qué no? Ahora bien, la mejor escena de toda la santa película es la del perezoso Flash; dos veces que he visto el film y dos veces que he acabado llorando de la risa. Os la recomiendo muchísimo si os apetece ver una película de animación entrañable con sus guiños a algunas series y películas miticas de toda la historia y con unos personajes secundarios maravillosos.

Y sí, ya sé que hace casi un mes que no subo ninguna entrada pero... simplemente no tenía ganas de escribir, para qué mentir a estas alturas. Cuando tenga algo decente que contaros me volveréis a ver por aquí. De todas formas, ¡espero que nos leamos más pronto que tarde! 🍭

lunes, 26 de septiembre de 2016

The Beatles: Eight Days a Week, the touring years

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El lunes pasado tuve la oportunidad de ir al cine a ver The Beatles: Eight Days a Week, the touring years, el nuevo documental de Ron Howard que trata, tal y como dice el título, sobre los años en los que los Beatles salieron de gira por todo el mundo. A la vez, explica los inicios de la banda de Liverpool así como parte de su historia (gran parte de ella ya conocida y muy pocas cosas desconocidas).

He visto varios documentales de los Beatles y, a pesar de que este no es el que más me ha gustado, salí del cine encantada. Antes que nada porque nunca había visto a los Beatles en pantalla grande y tener la oportunidad de hacerlo fue genial. También me gustó que los testimonios que aparecen en el documental no se limitaran a ser los propios Beatles o gente relacionada con ellos, sino que me sorprendió gratamente ver, por ejemplo, a Whoopi Goldberg o a Sigourney Weaver hablando sobre sus años mozos en los que eran fan alocadas de los Beatles. 

Aparte de eso, el documental muestra de una forma muy clara la locura que los cuatro de Liverpool desataban en las jovencitas (y en las que no lo eran tanto también, no mintamos a estas alturas), y llegó un momento en el cine en el que incluso me sentí agobiada al escuchar tanto griterío. Pero por otra parte ese punto me encantó porque fue como estar dentro del documental, dentro de esa época y dentro de todo el embrollo que rodeaba contínuamente a los Beatles. Lo que aprecié mucho de cara al trabajo de Ron Howard fue que no intentó edulcorar nada, que parece (o al menos a mí me dio esa impresión) que buscó contar las cosas tal y como sucedieron. Me refiero al hecho de explicar, por ejemplo, que llegó un punto en el que los propios Beatles querían "dejar de ser" Beatles porque estaban sobrepasados por lo que ellos mismos habían creado. A ver, es una historia que ya se sabe y que a los que conocemos bien al cuarteto no nos sorprende (porque luego están los que dicen ser fans pero ni siquiera se han molestado en buscar información sobre ellos y continuan creyendo que todo era miel sobre hojuelas), pero por lo menos yo aprecio que en un documental que pretende ser serio sea también riguroso y verídico. 

Hubo un momento en la sala en la que me di cuenta (en realidad ya lo sabía pero en ese momento se puede decir que lo viví (porque yo soy muy intensa para estas cosas)) del poder de atracción que tienen los Beatles aún ahora, cincuenta años después, y sobre todo en el sentido de la diferencia de edad que había entre unos espectadores y otros. A mi lado había un señor de unos sesenta y tantos años que, de verdad, cantó todas las canciones que salieron en el documental de cabo a rabo; había adolescentes, gente más adulta, gente joven... Y todos estábamos ahí por un mismo motivo: por ver, por disfrutar y por conocer más a los Beatles. Me gustó en especial un momento del final, cuando salían los créditos y sonó, obviamente, Eight Days a Week y toda la sala nos pusimos a cantarla. Fue algo muy bonito y muy sentido para mí.

Así que por mi parte salí del cine muy satisfecha; me reí un montón con según qué cosas (sobre todo con las bromas del señor Lennon) y me encantó poder disfrutar de un trocito del concierto que ofrecieron los Beatles en el Shea Stadium de Nueva York porque fue como estar allí. Además, para una fan como yo nunca está de más conocer más detalles de la vida diaria o de las agotadoras giras de la banda de Liverpool, por lo que no puedo pedir más. ¿Lo recomiendo? Sí, mucho, y más si sois seguidores de los Beatles porque seguramente lo disfrutaréis el doble.   

Ya sé que la semana pasada no hubo entrada pero me estuve instalando en mi nueva casa (porque me he mudado como ya os conté hace unas cuantas semanas), no tenía muchas ganas de ponerme delante del ordenador a escribir, tampoco tenía mucha inspiración y porque este fin de semana me he ido a hacer un viaje exprés a Castellón que ha sido una maravilla. Por mi parte intentaré continuar con la rutina de publicar una entrada a la semana, pero si no pues nada, habrá entrada cuando pueda y cuando tenga algo decente que contaros, claro. 

¡Nos leemos pronto! 🍭  

martes, 13 de septiembre de 2016

Ha sido un buen verano

Port d'Andratx (Mallorca)
Falta una semana y poco para que tengamos que despedirnos del tan ansiado verano, pero haciendo una visión retrospectiva del mío me he dado cuenta de que no ha sido bueno; ha sido fantástico. No tenía nada en concreto pensado para hacer, más que nada porque creía que me lo iba a pasar trabajando y poco más. Y a pesar de que así ha sido, también he hecho muchísimas cosas geniales en estos dos últimos meses. La mayoría de ellas ya las sabéis porque os las he ido contando poco o mucho y otras me las guardo celosamente para mí porque soy una egoísta (ñej). 

Mi verano comenzó el 2 de julio, justo cuando fui al Barcelona Beatles Weekend del que os hablé en esta entrada, y por aquel entonces todavía no tenia ni idea de las cosas geniales que me quedaban por hacer. Vale, sí, la mayoría de esas cosas están relacionadas con cierto grupo de música que conocí precisamente en el BBW (ejem, Flaming Shakers/Los Átomos, ejem) porque por él me he movido un montón últimamente, pero también he visitado otros lugares y he estado mucho tiempo en Barcelona, cosa que me ha hecho mucho bien anímicamente hablando.

Un día fui a Empúries y a l'Escala, dos pueblecitos costeros preciosos y pasamos el día en la playa; sin quererlo ni beberlo gané dos entradas para visitar el parque de atracciones Tibidabo al que nunca había ido y eso que soy de Barcelona y me gustó bastante, me lo pasé muy bien allí. He ido poco a la piscina, eso sí que me da rabia, pero en cambio he pisado bastante la playa en comparación con otros años en los que ni siquiera la había visto. Como ya os he dicho antes he ido a un montón de conciertos, y a algunos he ido casi sin pensármelo, medio a lo loco, y para mi sorpresa siempre ha salido todo bien. Tenía pensado irme a Liverpool con mi hermana a principios de este mes pero al final por una cosa y por otra terminamos yéndonos tres días a Mallorca (a Liverpool nos iremos el año que viene SÍ o SÍ). Nos lo pasamos de maravilla, fueron tres días intensos y de no parar de movernos,pero no me arrepiento de nada; al contrario, volvería a vivirlos una y otra y otra vez.

En este tiempo he conocido a gente genial y a gente que no lo es tanto, me he reído muchísimo, he llorado en alguna ocasión y me he muerto de rabia en otras, pero haciendo balance pesan mucho más las cosas buenas. También ha sido un verano de... autodescubrimiento. He conocido una faceta mía que desconocía (qué vergüenza, después de casi 24 años viviendo en el mismo cuerpo y la misma mente) y he descubierto qué quiero y qué no quiero en mi vida y en mi futuro. He meditado mucho, he tomado decisiones, algunas más difíciles que otras y he decidido avanzar sin detenerme a pensar mucho en las consecuencias. Ha sido un buen verano. 

Por ahora solo me queda esperar que el otoño traiga, por lo menos, la mitad de cosas buenas que su antecesor y que el final de las vacaciones no os haya supuesto mucha tristeza; en menos de un año volveremos a tener el verano aquí y ni siquiera nos daremos cuenta, seguro.

¡Nos leemos pronto! 🐚            

lunes, 5 de septiembre de 2016

De despidos y nuevas oportunidades

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Todo lo que empieza acaba en algún momento, al igual que las cosas buenas. A mí se me terminó el contrato laboral la semana pasada y no me lo han renovado. He de admitir que me sentí algo triste cuando me enteré pues, a pesar de que se trataba solo de un contrato de verano, existía la posibilidad de que al final del mismo me renovaran por unos cuantos meses más y al final no ha sido así. Luego siempre vienen los porqués, claro; ¿por qué no me han renovado? ¿Por qué han decidido despedirme? ¿Tan mal lo he hecho en estos meses como para que no quieran alargarme el contrato? 

Pero la entrada de hoy no va a tratar sobre eso porque no creo que merezca la pena. No soy la primera persona del mundo a la que no le renuevan un contrato laboral y por desgracia no seré la última; así que sí, estuve triste durante unos días pero ahora ya está. ¿Y sabéis por qué? Porque tengo la sensación de que el hecho de que no me renueven el contrato significa también que puedo hacer otras cosas. Que debo hacer otras cosas. Como por ejemplo marcharme de donde vivo para buscar nuevas oportunidades lejos (no muy lejos tampoco, pero no aquí). No quiero seguir viviendo aquí, eso es un hecho, por lo que voy a irme unos cuantos meses a probar suerte en otra parte, en otra ciudad que me gusta más y en la que me encuentro más a gusto. 

Tengo la grandísima suerte de poder hacerlo, de tener un lugar en el que quedarme y de poder buscar nuevas oportunidades laborales y eso me tiene realmente emocionada. Voy a buscar un trabajo relacionado con lo que he estudiado y también buscaré trabajo en cualquier parte; en cualquier lugar en el que pueda ahorrar un poco y pagarme mis gastos sin tener que estar molestando a nadie (más de la cuenta). Quizá no saldrá bien, quizá no funcionará, pero al menos lo habré intentado y me sentiré un poquito más satisfecha conmigo misma. Al menos me quitaré de encima la sensación de fracaso que suele acompañarme en estas situaciones y me despejaré de los malos pensamientos que me acosan a veces y que me acosaron durante los primeros seis meses de este año. 

Me gusta pensar que el hecho de que se me haya acabado ya el contrato y no me lo hayan renovado es el empujón que necesito para atreverme a dar el paso hacia delante que lleva ya tanto tiempo rondándome por la mente, y sé que si no lo hago ahora no lo haré nunca. Creo que ahora es el momento, que no habrá ninguno mejor que este, y si sale bien me lo agradeceré a mí misma toda la vida. Sé que los comienzos son duros, nada suele salir bien a la primera y nada va acorde con lo que planeamos normalmente, pero quiero tomarme esta etapa con optimismo y con alegría, y que pase lo que tenga que pasar. A veces ni siquiera nos imaginamos todo lo que la vida nos tiene preparado, tanto bueno como malo, y está claro que si no somos nosotros quienes nos movamos nadie más lo hará. Desde luego nadie nos va a dar nada hecho y mucho menos si es algo que nos interesa principalmente a nosotros. Por eso voy a hacer las maletas y voy a probar suerte en otra parte; ya os contaré mis peripecias, mis aventuras y mis desventuras. 

Por lo pronto esta semana me voy de vacaciones y espero tener algo decente que contaros para la semana próxima, pero si no es así tranquilos, que tarde o temprano volveré por aquí para contaros cualquier cosilla que se me pase por la cabeza.     

¡Nos leemos pronto! 🍭

viernes, 2 de septiembre de 2016

Carta de una desconocida

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¡Hola! Ya sé que llevo lo de publicar entradas un poco descontrolado pero últimamente tengo muchas cosas en la cabeza y suelo estar poco en casa, por lo que se me acumulan las ideas y las entradas y cuando quiero darme cuenta ya ha llegado el viernes y no tengo ni la entrada de esa semana escrita. Intentaré ponerle remedio pero no prometo nada, así que lo único que puedo deciros es que intentaré tener una entrada lista cada semana pero no sé qué día; veré si vuelvo a la rutina poco a poco y me ordeno. 

Dejando las cosas aburridas a un lado, hoy me apetece mucho hablaros de un libro del que ya os hablé en esta entrada pero lo hice de manera muy breve, sin ahondar demasiado en su contenido. Se trata del libro Carta de una desconocida, escrito por el autor austríaco Stefan Zweig en el año 1922, hoy en día considerado el libro más conocido del escritor. Me he decidido a escribir una entrada exclusivamente sobre él porque, a pesar de que lo había leído hará unos ocho años, volví a releerlo la semana pasada y consiguió llegarme tanto o más que la primera vez y me hizo sentir mucho más que entonces. 

La trama de la novela es muy sencilla: trata de una mujer que ha estado toda su vida enamorada de un hombre que apenas sabe ni que existe. Ella es una mujer perdidamente enamorada que convierte su amor en su principal razón de existencia mientras que él es un hombre bueno pero sin ataduras que vive su libertad ajeno a todo lo que ella siente. El libro está escrito en forma de carta, de la carta que ella le escribe una vez está segura de que él ya no podrá encontrarla. No os quiero revelar mucha cosa de la trama porque me gustaría que la descubriérais poco a poco (además que es un libro muy cortito, solo tiene 72 páginas), que pensarais en ella y que intentarais sentiros como la protagonista de la historia. 

He de admitir que mientras lo iba leyendo en el autobús tuve ganas de ponerme a llorar varias veces (anda, Romi llorando, ¿quién iba a decirlo?) a medida que leía cómo se iba sintiendo ella cada vez que se topaba con él y este no la recordaba, pero en concreto hay una escena descorazonadora casi al final que hace que al lector le den ganas de levantarse (en el caso de que esté sentado) y ponerse a gritar de la frustración. No es un libro alegre y romántico, eso os lo digo desde ya, pero es tan sencillo y tan directo que merece muchísimo la pena leerlo porque de verdad que es una de esas novelas que se quedan con uno para siempre. 

Y creo que esta vez me ha impactado más, por decirlo de algún modo, porque no es lo mismo leer un libro de este tipo con quince años que con veintitrés. No es que entienda a la protagonista perfectamente porque tenemos puntos de vista diferentes y su forma de ver las cosas no casa precisamente con la mía (y desde luego porque el libro se escribió hace casi cien años, casi nada), pero el hecho de que pueda hacerme sentir una mínima parte de su tristeza y su congoja consigue que empatice mucho con ella y que, de alguna forma, pueda llegar a comprenderla.

Por si os decidís a leerlo, debéis saber que Carta de una desconocida se llevó al cine en el año 1948 de la mano de Max Ophüls y fue protagonizada por Joan Fontaine y Louis Jourdan. No he visto esta adaptación todavía, pero por lo que he leído es bastante diferente de la novela así que no sé si me atreveré a verla. Por otra parte, en 2004 se estrenó Carta de una mujer desconocida, una adaptación china de la novela que tampoco he visto aún pero que me atrae más que la de 1948 simplemente por las buenas críticas que tiene. De todas formas, si me animo a ver alguna de ellas ya os contaré mi opinión.

Así que nada, si os apetece una lectura ligera y cortita para este final de verano os recomiendo muchísimo este libro, y si decidís hacerme caso, espero que me lo contéis. 

¡Nos leemos la semana que viene! (Espero) ✨