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Lo he dicho en repetidas ocasiones, y sí: tengo 23 años. Y sí, me encanta todo lo que tenga que ver con Enredados y Frozen. Hoy os vengo a hablar especialmente del fenómeno que se ha creado en torno a la segunda película y otro día os explicaré mi historia con la primera. No recuerdo cuándo vi Frozen por primera vez, pero sí que recuerdo que no me gustó demasiado. Me gustó pero me quedé en plan meh, como que no me impactó ni me entusiasmó mucho. El caso es que soy seguidora de la serie Once Upon a Time, que introduce a casi todos los personajes de Disney y del universo de los cuentos en el mundo real, y justamente la primera parte de la cuarta temporada giraba en torno a Frozen.
He de reconocer que cuando vi a la actriz que iba a interpretar a Anna pensé que era ideal para ella porque, aparte de parecerse físicamente, su actuación era idéntica a la del personaje de Disney (y me medio enamoré de ella, no lo voy a negar). Pero no solo eso, porque la historia de Frozen en Once Upon a Time hizo que me entraran ganas de volver a ver la película, y cuando lo hice me pasó como a muchos niños (y no tan niños, no me lo neguéis): me acabé aficionando a ella y queriendo todo lo que tenga que ver con Anna. Gracias a eso, cuando me enteré que los de Font Vella estaban sacando botellas de agua inspiradas en personajes Disney, casi corrí a comprarme la de Anna temiendo quedarme sin ella si esperaba demasiado (dijeron que era una promoción limitada y después no ha sido así, ¿vale? No me juzguéis). Después obviamente me compré a Kristoff porque no puedo separar a la pareja, no soy tan cruel, e incluso me gasté 3 € en un gancho de esos para conseguir el peluche de Anna que véis en la foto de la izquierda. Aparte de eso, como casi todas mis amistades saben que estoy enamoradita de Anna, mi querida Patri del blog Garabateando Claquetas (echadle un ojo si os gusta el cine) me regaló esa preciosa fofucha de Anna y Olaf que está también en la foto (con mi nombre abajo, super bonita), y un camafeo precioso de Anna por mi cumpleaños. Por si os interesa, ambos regalos son obra de Na&SoCrafts, os dejo sus páginas de Facebook e Instagram para que os deis una vuelta.
También por mi cumple mis padres y mi hermana, para hacer la gracia, me compraron este Calendario de Adviento para que no me quede sin mi dosis diaria de chocolate en Navidad. Pero bueno, a lo que quería llegar con esta entrada es que a veces me sorprende (no sé por qué, en realidad) la gran repercusión que algunas películas de animación, que normalmente están dirigidas a un público infantil, tienen en personas adultas. Si obviamos Frozen nos encontramos a la vuelta de la esquina con los Minions, así que no se centra solo en una película. A veces me da la sensación de que películas de este tipo tienen más éxito entre los adultos que en los niños (dejando totalmente a un lado, por ejemplo, películas de animación japonesas que sí están dirigidas a un público más adulto), porque ya os digo, lo mío fue muy extraño. Pasé de apenas gustarme la película a querer todo lo que tenga que ver con Anna y a saberme las canciones de la banda sonora de pe a pa. Pero no me avergüenzo, ¿por qué tendría que hacerlo? Es un vicio sano.
Si más no es interesante (y a veces divertido) ver a los adultos disfrutando de películas de dibujos animados y del merchandising que estas generan, y creo que esta fiebre adulta por las películas dirigidas a niños no ha hecho más que empezar. Veremos por dónde sigue.
¡Hasta pronto!
Bueno, adoro que ésta sea la primera entrada que leo de tu blog, porque es tu en esencia. Prometo seguir leyendo porque es para pegarme no hacerlo... ¡Gracias por la publicidad mi cielito! PD: no, no eres la única. Lo mio es "Como entrenar a tu dragón", "Monstruos SA" y por supuesto "Inside out" jajajaj
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